Golgata es un grupo que hace del misterio una de sus características. Los datos que se conocen son bastante limitados, más allá del hecho de que estamos hablando de un dúo, que sus miembros se presentan únicamente con los sobrenombres de “Spokesman 1” y “Spokesman 2”, que proviene de Suecia, que su nombre es la forma sueca de “Gólgota” y que uno de los miembros tiene un gato gris, a juzgar por los videos que la banda presenta en su perfil de Facebook. Queda en ustedes, los lectores, determinar cuál de estos datos es el más inútil al momento de hablar sobre la banda.

Centrándonos en el tema del día de hoy, “Tempel” es el segundo larga duración de Golgata, sucesor del debut “Skam” de 2019. Si a eso le sumamos los anteriores EP “Industrial Thoughts”, “Trälen” y el autotitulado “Golgata”, nos daremos cuenta de que el grupo ha sido extremadamente productivo en este lustro y monedas de existencia.

Editado por el sello ruso Satanath Records, este nuevo trabajo de los suecos los tiene practicando un black metal que va por el lado más melódico y sofisticado del género, algo que se puede ver desde el inicio con la intro de teclados en el tema que la título a la placa, los punteos de guitarra acústica que acompañan la base metálica en “Månspegel”, las voces limpias en una canción como “Du stod vid min grav”, o la combinación de ambos elementos en “Bojor”. Es un sonido majestuoso tanto en los elementos musicales como en el sonido limpio pero natural, aunque no por eso exento de violencia, como se puede ver en los densos blastbeats de “Råttfångarens dans” y “Låt klockorna klämta”.

Es un trabajo redondo en todos los aspectos, con sus coros trayendo a la mente imágenes de paisajes que se extienden hasta donde llega la mirada y cielos nocturnos llenos de estrellas, y guitarras y gritos que hacen pensar en los peligros ocultos en esos escenarios. Sin embargo, me llama la atención que las voces estén, por momentos, extremadamente bajas: a pesar de que “Tempel” no es el primer álbum que escucho donde dejar las voces en un segundo plano fuera usado como una decisión artística, por momentos el constante repiqueteo del doble bombo las tapa completamente y son difíciles de distinguir.

Otra crítica vendría por el lado de que la producción se siente un tanto apagada por momentos, obviamente careciendo de la maldad lo-fi del black metal más tradicional pero tampoco teniendo la grandiosidad de algo como Dissection. Es un punto medio difícil de manejar y a veces puede terminar sin convencer a quienes sean fans de alguno de los extremos, pero aquel que pueda pasar eso por alto se encontrará con un trabajo con mucho más para destacar.

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