Boris – 2002 – Heavy Rocks


Si tuviera que buscar un término para describir la discografía de Boris, creo que ese término sería «monolítica». El trío japonés ha construido una obra que toca una enorme cantidad y diversidad de estilos, desde las gigantescas esculturas de acoples y ruido deudoras de lo más colgado de Melvins, banda de cual toman su nombre a partir de la canción «Boris», hasta el pop rock más azucarado y ganchero, pasando por el shoegaze, el hardcore punk y el más puro noise.

Sin embargo, puede que lo más fascinante de su obra se encuentre en ese punto medio entre la impenetrabilidad del «drone doom metal /ambient / post rock» de discos como «Absolutego», «Flood» y «Amplifier Worship», y el pop rock de «New Album» y «Attention Please». Es en esa zona gris donde se encuentra «Heavy Rocks», nuestro disco del día de hoy.

Pocos discos tienen títulos más apropiados: tomándose un descanso de tanto cuelgue pero conservando la distorsión, Boris sacan a relucir su costado más setentoso, tributando a bandas como Black Sabbath y Led Zeppelin con un toque garagero y stoner, cercano a Kyuss y Sleep, que marca el sello característico del trío de Tokio. Un tributo a todas las bandas que hicieron del riff un culto.

El bajista-guitarrista Takeshi y el baterista Atsuo aportan sus voces. Grandes voces, aunque no entiendes una palabra de lo que estén diciendo. Pero la verdadero estrella del disco es la guitarrista Wata: esta chica es una máquina de escupir riffs, como una cruza de Tony Iommi y Jimi Hendrix, por lo que ya puedo imaginarme las cuerdas de su guitarra al rojo vivo.

Pero, ¿y las canciones? Las canciones son adrenalínicas, gancheras y llenas de energía y distorsión. Es difícil elegir alguna favorita, pero voy a mencionar un detalle con respecto a los invitados: en las canciones «Dyna-soar» y «Death Valley» participan, respectivamente, Massona y Merzbow como invitados. Y aunque en un principio uno no pueda imaginarse un escenario donde la colaboración de una banda de «stoner punk garagero» con algunos de los artistas más importantes de la música noise japonesa pueda dar buenos resultados, en este caso generan dos de las mejores canciones del disco, donde me recuerdan a Church Of Misery, otra banda japonesa que reverencia la década de los 70’s de una manera muy ruidosa.

Es increíble que un disco tan cargado de velocidad, energía, distorsión y adrenalina sea de los más accesibles en la discografía de una banda, pero no estamos hablando de cualquier banda, sino que estamos hablando de Boris, una banda como ninguna otra.