Job For A Cowboy – 2014 – Sun Eater

A los estadounidenses Job For A Cowboy se les pegó, y se les sigue pegando, por sus inicios en el deathcore y por haber sido de los primeros grupos del estilo que llegaron al mainstream yanqui, en su caso con el EP «Doom» de 2005. No importa que se alejaran del estilo y se adentraran en el death metal ya en «Genesis», su disco debut de 2007, y que lo hicieran cada vez más con cada lanzamiento en adelante, porque la banda siempre va a ser recordada junto a todas las otras bandas de adolescentes flaquitos con flequillo y tatuajes de cuerpo completo. Claro, tampoco ayuda que la banda conservara algo de su imagen de musculosas y tatuajes enormes, pero esto no es un blog de moda porque acá se habla de música.

Y por suerte, en donde la banda hace la diferencia es en el plano musical, que es lo que de verdad importa. Desde «Ruination» de 2009, con la entrada del ex-Despised Icon Alan Glassman, JFAC adoptó un estilo que se fue volviendo cada vez más técnico y complejos. El cantante Jonny Davy, único miembro que queda de la formación original, supo rodearse de los músicos indicados. y con la entrada del bajista Nick Schendzielos, que también toca con los deathgrinderos técnicos Cephalic Carnage, y del guitarrista Tony Sannicandro, de los deathmetaleros progresivos Cadaveryne, JFAC se metió de lleno en el death metal técnico, editando «Demonocracy» en 2012 y demostrando que eran cosa seria.

Para «Sun Eater» la banda dio otro paso adelante. Sin abandonar el death metal técnico, con el que parecen haber encontrado su lugar de comodidad, la banda agregó una fuerte dosis de metal progresivo a su propuesta, dando como resultado su disco más maduro hasta la fecha. Canciones como la inicial «Eating The Visions Of God»,»The Celestial Antidote», «Sun of Nihility» y con sus solos ultra complejos, tiempos y patrones cambiantes y riffs de matices recontra variados, muestran a una banda que quiere dejar su, ya lejano pero siempre presente, pasado deathcore para adentrarse en un estilo cada vez más personal y desafiante. También hay canciones como «A Global Shift» y «Encircled By Mirrors» que nos recuerdan que esto sigue siendo death metal, con sus tempos vertiginosos y sus blastbeats.

La producción, a cargo de Jason Suecof, es ultra clara, como se espera de una banda con cierto calibre y posibilidades al momento de la grabación. Hasta el bajo, sin ser tan prominente como en el antecesor «Demonocracy», se escucha perfecto, algo tan difícil de lograr en el death metal moderno. Las guitarras suenan todo lo claras que deben estar y la batería, a cargo del baterista de sesión Danny Walker, suena precisa, casi quirúrgica. El estilo de canto Jonny Davy es de las pocas cosas que pueden llegar a recordar al deathcore, y aunque es lo menos destacable del disco su trabajo es muy bueno, sonando podrido pero variando entre tonos de vez en cuando.

Aunque a sus detractores les duela, Job For A Cowboy editaron uno de los mejores discos del 2014. Mostrando unos riffs de primera línea y una musicalidad inaudita, «Sun Eater» es una muestra de que aunque el pasado te condene, el presente siempre te puede redimir.