Los años desde Deth Red Sabaoth fueron bastante movidos para Glenn Danzig, más que nada por el juicio con el bajista Jerry Only por el supuesto «robo» del nombre de Misfits, su frustrada participación en la banda sonora de The Walking Dead, la vuelta a los escenarios bajo el nombre de Misfits después de más de tres décadas, y la salida de Skeletons, el demorado disco de covers que editó en 2015. Aquel álbum recibió críticas muy negativas, la mayoría relacionadas con el sonido apagado y las inconsistencias que generó el haber sido grabado a lo largo de varios años, pero Skeletons parece haber animado a Glenn a editar más material, y es así que llegamos a Black Laden Crown, el primer álbum de material original de parte de Danzig en siete años.
Tanto tiempo de espera causa que las expectativas se disparen, y no hubiera sido de extrañar que los resultados de Black Laden Crown no hubieran podido alcanzarlas. Pero lo mostrado en este álbum va más allá de eso, porque tiene varios elementos que podrían haberlo convertido en una adición más que decente al catálogo del cantante, pero son ciertos detalles, pequeños y no tanto, los que terminan de empañar su imagen y lo convierten en una dolorosa decepción, en un trabajo que podría haber sido mucho mejor de lo que terminó siendo.
Pero vayamos analizando Black Laden Crown por partes para que pueda mostrarles a qué me refiero, y empecemos por la composición, uno de los puntos positivos del disco y donde hay bastante para destacar.
El álbum arranca con “Black Laden Crown”, el tema título. Su lenta marcha, que cerca del final acelera un poco pero sin exagerar, marca el tono general del disco: mucho riff sabbathero y mucho medio tiempo con algunas partes más rápidas acá y allá, la fórmula clásica de sus cuatro primeros trabajos.“Devil on Hwy 9” es una de las mejores, con una estructura cancionera y un gancho terrible en sus riffs efectivos y en una batería prominente marcando el paso. También está la lenta “Last Ride”, que puede incluirse entre lo menos destacado del disco con su marcha lenta que promete pero que nunca termina de explotar, aunque el solo lleno de efectos y la acumulación de coros del final la salva de ser de verdad desechable.
“But A Nightmare” es de las más sabbatheras del álbum, con una atmósfera casi apocalíptica y un Glenn Danzig dando su mejor performance en estas nueve composiciones. “Blackness Falls” bien puede recordar a alguno de los temas lentos de Metallica, y “Pull The Sun”, un lento más melódico que el promedio, da un buen final para un disco que no falla desde el lado de las canciones, con bastante para rescatar.
En cuanto a los riffs, el gigante Tommy Victor demuestra otra vez que merece su puesto en la banda, con una habilidad para cambiar los riffs entrecortados y “modernos” de Prong por el tritono de Tony Iommi como si de un simple subir y bajar de un switch se tratara. Aunque me hubiera gustado que tuviera un poco más de personalidad, tampoco es que quiera que convierta a Danzig en una sucursal de riffs de Prong, considerando lo que ocurrió la última vez que Glenn quiso “modernizar” su sonido, y lo que entrega cumple con creces.
Si cerráramos acá, podríamos decir que Black Laden Crown es un regreso más que digno para Danzig, apelando al sonido clásico para producir buenas canciones. Pero todavía falta cubrir otros aspectos del álbum, porque es que a partir de acá nos tenemos que meter en la parte fea del asunto, la que estuvo muy lejos de cumplir con las expectativas. Y es una lástima cómo la mayor parte de eso recae en el hombre detrás de todo, el señor Glenn Allen Anzalone.
Es preocupante la falta de fuerza que Glenn demuestra frente al micrófono. Aunque sigue mostrando la mezcla justa de Elvis y Jim Morrison que se convirtió en su marca característica, en varias ocasiones parece que hubiera grabado sus partes luego de haber dado un recital completo y recién se estuviera recuperando, como en la antes mencionada “Devil on Hwy 9”. Hay momentos donde reencuentra sus fuerzas de antaño, como en los tonos dramáticos de “But a Nightmare”, pero demasiadas veces sus cuerdas vocales lo traicionan y da la sensación de que está a punto de quedarse sin voz. No sé si fue su ego el que le impidió grabar cuando estuviera en mejores condiciones o sus casi 63 años terminaron haciendo mella en él, pero Black Laden Crown muestra a Glenn lejos de sus mejores épocas. Y es extraño, porque si uno escucha grabaciones de sus recitales tocando canciones de Misfits se lo ve más que bien, más allá de si el estilo punk de estos sea diferente del hard rock sabbathero de su banda solista.
Y a esto se le adosa un problema más, que también recae en Glenn: su tarea en la producción del álbum, más que nada la mezcla. No tengo mucho problema con el sonido un tanto garagero de los instrumentos, que es un poco más consistente y menos “sótano” que lo que fue Skeletons, o que en ciertos momentos la batería suene un poco destartalada y alta en la mezcla. Pero lo que termina por arruinar al álbum es que las voces de Glenn estén mucho más altas que los instrumentos, y que suenen tan desconectadas de estos, como si el cantante estuviera en una habitación y su “banda” (me siento obligado a poner comillas si pongo énfasis en que de los instrumentos se encargaron Danzig, Tommy Victor y cuatro bateristas diferentes a lo largo de tres años) estuviera en otra. Aunque éstas estén lejos de ser las mejores tomas que Glenn podría haber grabado bien podrían haber sido más tolerables si estuvieran balanceadas con respecto a los instrumentos, pero tener que escucharlo apenas abriéndose paso entre sus líneas mientras la música suena muy atrás es lo que termina de arruinar la experiencia, sobre todo si sos de los que están acostumbrados a escuchar a todo volumen.
El problema más grande de Black Laden Crown no reside en sus canciones, que cumplen con lo que uno espera de artistas de primer nivel, más allá de gustos, como Glenn Danzig y sus músicos acompañantes, todos tipos con un currículum más que envidiable. Pero cuando el dueño del circo es el eslabón más débil de la cadena entonces hay que remar a contramano, y más allá de la calidad de las composiciones éstas no tienen un poder tal como para sobreponerse a los desatinos de la producción de Glenn y a su falta de atención en su propio desempeño. No me sorprendería que en un tiempo salga una remasterización de Black Laden Crown que le haga justicia al material, pero por ahora se siente como un paso en falso para Danzig. Toda una lástima, considerando el tiempo que se esperó un nuevo trabajo original de su parte.