Bathory – 1990 – Hammerheart

Por ahí leí que el estatus de ícono dentro del mundillo del black metal le trajo algunas consecuencias un tanto inesperadas al joven sueco Thomas Börje «Quorthon» Forsberg, como gente mandándole cartas escritas con sangre y animales muertos. Ser una especie de leyenda viviente dentro de un género con fans tan dedicados y hasta obsesivos puede llevar a eso, ¿no?

También hay quien dice que fue esto lo que llevó a Quorthon a darle una vuelta de tuerca a su propuesta y a alejarse de la lírica satánica que había caracterizado sus primeros trabajos. Sumado a eso, comenzó a darle mayor preponderancia a los medios tiempos y a las voces limpias, algo que comenzó a darse con «Blood Fire Death» (1988) pero que en «Hammerheart» (1990) terminan por tomar su forma completa y más desarrollada, y forma el trabajo que terminaría por cimentar el nivel de leyenda de Quorthon.

«Hammerheart» es el disco que dio inicio al viking metal («metal vikingo») como un verdadero género musical. Varias bandas, entre ellas Led Zeppelin y Manowar, ya habían hecho canciones sobre los guerreros nórdicos, pero Bathory fue la primera banda que llevó esa influencia no sólo a las letras sino también a la música, con canciones largas, muchos ritmos a medio tiempo, voces limpias, instrumentos folclóricos, secciones acústicas y atmósferas entre épicas y melancólicas, mientras Quorthon canta sobre sus antepasados con una convicción que te emociona ya seas sueco, noruego, uruguayo o chino.

Al igual que con todos sus discos, Quorthon lo grabó en un garage y su padre lo produjo, por lo que el sonido es bastante rudimentario. Sumado a que Quorthon nunca fue un gran cantante, eso nos llevaría a pensar que las canciones pueden llegar a verse disminuidas por las limitaciones técnicas de los involucrados, pero no es así: si vamos por el sonido, «Hammerheart» suena como si hubiera sido grabado en un estudio de primera comparado con el 90% del black metal, y la voz de Quorthon, aunque tenga sus limitaciones, suena auténtica, como si de verdad creyera en todo lo que canta. Y a nosotros no nos queda otra que creerle.

Una de las cosas más llamativas de este disco es que una de sus canciones, la épica de 10 minutos «One Road To Asa Bay», motivó a Quorthon a grabar el único video de la historia de Bathory, al que financió con 5000 dólares de su propio bolsillo y que llegó a pasarse por MTV. Disfrútenlo en toda su gloria.

Vorgrum – 2015 – Last Domain


Vorgrum es una banda formada en 2009. Al parecer, la banda se formó como una iniciativa del guitarrista y cantante Juan «Folter» Benetti y del bajista y vocalista de origen ucraniano Oleksandr «Olek» Shulezhko.  (Fe de erratas 25-11-2016: Al parecer es Cristian «Krys Olaf» Gomez el que cantaba, y me faltó mencionar al guitarrista Patricio).

Es difícil definir la propuesta de Vorgrum sin irse un poco a la mierda con los términos. En su sonido se pueden encontrar elementos de black metal melódico, death metal, folk metal y viking metal, en ciertos momentos como una mezcla medio bizarra entre Cradle Of Filth y Finntroll aunque eso tampoco termina de definir su propuesta del todo. De verdad que es algo que no me esperaba cuando vi la etiqueta de «pagan metal» y la tapa tipo viking metal, así que es toda una sorpresa. Tengan en cuenta que no sabía nada de la banda, y no había entrado a su perfil de Facebook donde se pueden ver varios avisos de festivales folk y ese tipo de cosas.

Ahora, con una sorpresa no hacemos nada si las canciones no están a la altura. ¿Vorgrum logran ese cometido? Bueno, la apertura «Unleashing», «Drunkard Anthem», «Troll Villa», la riffera «Desert Knight», la cortita y festiva «Potato Troll» y «Clockwork of Decadence», que usa voces limpias, son todas grandes canciones, incluso para alguien que no está acostumbrado a escuchar folk metal. Son muy melódicas, nunca superan los cinco minutos y están muy bien ensambladas. El sonido de guitarra es pesado y crujiente, y me gusta mucho el canto tipo chillido del cantante. Las partes de acordeón (sí, acordeón) son infecciosas en su gancho y no suenan para nada fuera de lugar.

«Last Domain» es un disco sumamente entretenido para escuchar: nunca se hace pesado y siempre tiene algún as bajo la manga para mantener la atención. Seas o no fan del folk metal, te recomiendo darle una escuchada, al menos para poder apreciar el trabajo de músicos sumamente talentosos más allá de todo gusto.