Theatres des Vampires – «Candyland»: un sorpresivo teatro gótico

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Durante la reseña de «Delirium», mencionaba que Lacuna Coil habían logrado entrar al mercado estadounidense al meter bastante del sonido de moda a principios de la década del 2000 a su estilo gótico. Esto viene porque a pesar de haber tenido una evolución en su sonido bastante similar, los también italianos Theatres des Vampires no tuvieron la misma suerte.

Y no es que a este grupo formado en 1994 le faltara mérito para lograrlo, pero es un tanto complicado tener éxito con un sonido como el de Theatres des Vampires si la banda no puede decidirse en lo que quiere hacer, porque a lo largo de su carrera el único elemento constante en su propuesta han sido las letras sobre vampiros y sangre: pasaron del black melódico al black gótico con voces tanto masculinas como femeninas, de ahí al gótico puro y de ahí a meter elementos industriales, todo en el transcurso de unos pocos discos. Tampoco ayudó el tener un nombre de pronunciación complicada de definir desde la escritura, el no poder mantener una formación fija (la banda se quedó sin miembros originales en 2006), y que su estilo fuera demasiado oscuro y pesado para el fan de Evanescence y demasiado electrónico para el de Cradle of Filth, pero creo que la primera es la mayor razón.

Teniendo todo esto en cuenta, no me acerqué a «Candyland», noveno o décimo disco de la banda si tomamos en cuenta o no la regrabación que hizo el grupo de su debut «Vampyrìsme, Nècrophilie, Nècrosadisme, Nècrophagie», con la mayor de las expectativas. Mi curiosidad estuvo más relacionada con ver cuál sería el rumbo que tomaría la banda en este nuevo trabajo

Para mi sorpresa, «Candyland» terminó resultando un trabajo bastante disfrutable, sin grandes canciones pero con una buena calidad bastante constante a lo largo del disco.

A lo largo de los 40 minutos del álbum, se pueden escuchar una variedad de facetas del sonido más accesible de Theatres des Vampires, desde las pesadas «Morgana Effect» y «Seventh Room», hasta «Parasomnia» y su riff de heavy melódico acompañado de teclados, pasando por la lenta y melódica «Pierrot Lunaire». Las canciones se sostienen, más que nada, en los riffs pesados a lo Rammstein del recientemente incorporado guitarrista Giorgio Ferrante y las voces melódicas de Sonya Scarlet, establecida como cantante principal desde la salida de Lord Vampyr en 2004. Scarlet logra compensar un rango algo acotado con una buena actitud frente al micrófono, mientras el bajista Zimon Lijoi y el baterista Gabriel Valerio, los miembros más longevos del grupo, cumplen con su cometido sin mayor protagonismo, más allá de algunas voces acompañando.

«Photographic», el cover de Depeche Mode, bien puede ser la instancia más deslucida del disco: es un gusto personal, pero no me terminan de cerrar los covers demasiado parecidos a las canciones originales como en este caso. Además, los covers gótico/industriales de canciones de Depeche Mode son demasiado obvios, aunque sean de sus discos de la etapa pre dark.

Dicho eso, «Candyland» tampoco es la clase de disco que a uno le vaya a volar la cabeza, pero muestra a una banda que logró meter esta clase de nuevos sonidos en su propuesta de una manera coherente. A decir verdad, este puede ser el disco más redondo que los italianos hayan sacado últimamente, y es un trabajo interesante para aquel que se haya terminado decepcionando con la vergüenza que fue el último de Lacuna Coil.

Lacuna Coil – 2016 – Delirium

Durante la explosión del metal gótico de fines de los noventas, los milaneses Lacuna Coil aparecieron, junto a Novembre, no sólo como una de las puntas de lanza del estilo en Italia, sino también como una banda que podía traer un poco de aire fresco al estilo, al agregar voces limpias masculinas a la dualidad de voces melódicas femeninas y voces podridas masculinas que se había vuelto una característica principal del estilo. Nada súper revolucionario, pero algo que se podía apreciar en un estilo que comenzaba a tomar lo que lo había convertido en algo interesante para volverlo un cliché.

Luego de dos álbumes más que interesantes como “In A Reverie” y “Unleashed Memories”, la banda se tomó cuatro años para sacar un nuevo trabajo. Durante esa espera, un cuarteto estadounidense proveniente de la ciudad de Little Rock, en el estado de Arkansas, editó su LP debut y popularizó una nueva manera de hacer música pesada con voces femeninas, más alejada de Paradise Lost y más cercana a Korn.

Ese cuarteto, claro está, era Evanescence. Siendo que “Fallen”, su disco debut, terminaría vendiendo millones de copias alrededor del mundo, no es de extrañar que muchas bandas decidieran subirse al vagón del éxito, y Lacuna Coil fueron uno de esos grupos. No fueron los únicos europeos en americanizar su sonido: In Flames lo hizo unos años antes con “Reroute To Remain”, y también lo haría Within Temptation con el tiempo.

Fue así que Lacuna Coil editaron “Comalies”, su disco más exitoso hasta ese momento y el que le abrió las puertas del mercado estadounidense a la banda italiana. Y aunque a la distancia sigue siendo un disco que se mantiene relativamente bien, terminó siendo el inicio de una tendencia en los álbumes de Lacuna Coil, que a partir de “Karmacode”, su siguiente álbum, nunca volvieron a ver ni de reojo su sonido tradicional sino que buscaron profundizar cada vez más su nuevo estilo.

“Delirium”, el octavo álbum de la banda, es un paso más en ese camino. Ya desde “House of Shame” tenemos la idea de lo que será casi todo el disco: intros tranquilas, riffs saltarines, contraste entre el ruido y la calma, líneas de bajo “kornescas”, las voces a veces gritadas a veces limpias de Andrea Ferro y la voz de Cristina Scabbia metida con calzador en el asunto. Hablando de Scabbia, la cantante es lo más destacable del disco, con sus melodías gélidas siempre aportando algunos puntos a la parquedad general, como en “My Demons”. Bueno, casi siempre: al principio de “You Love Me ‘Cause I Hate You” la tenemos sonando de la manera más nasal que uno se la pueda imaginar.

Dicho eso, hablamos de un álbum que no es malo en el sentido de causar una vergüenza ajena constante como el último de Dream Theater, sino que es malo en el sentido de ser aburrido, el peor tipo de mal álbum: casi no hay nada para rescatar porque todas las canciones suenan tan parecidas en estructura que se vuelven difíciles de distinguir si no fuera por la presencia de los títulos en casi todos los estribillos. Eso sí, los episodios de vergüenza ajena no están ausentes: el peor aparece en “Take Me Home”, la más Korn del disco, con una ronda infantil al principio y al final con la que Lacuna Coil parecen querer evocar “Silent Hill”, pero con la que terminan recordando a algún jueguito de celular de Jeff The Killer.

“Delirium” es un álbum que seguramente va a gustar a quien que le haya gustado los últimos álbumes de la banda, pero para el resto del mundo sólo es una colección de canciones en su mayor parte aburridas y repetitivas, y con riffs y el eventual solo que apenas logran dejar alguna melodía para tararear. Si te gusta el estilo y lo que hace ahora la banda, entonces bien por vos. Pero en mi caso, esto simplemente no es para mí.

Downfall Of Nur – 2014 – Umbras e Forestas EP

Antonio Sanna es un italiano nacido en la isla de Cerdeña pero que vive en Valeria del Mar, provincia de Buenos Aires. La cultura de su lugar de origen se refleja en la música de Downfall Of Nur, el proyecto de black metal que comenzó en 2013.

La música de Downfall Of Nur («La caída de los Nur», siendo «Nur» una referencia a la cultura nurágica, que habitó la isla de Cerdeña hasta hace aproximadamente 1800 años) en su primer EP «Umbras e Forestas» va por el lado más atmosférico del black metal, siendo menos «brutal» y más «siniestro» que el black más tradicional, con canciones extensas de largos desarrollos y de atmósferas oscuras como una noche de invierno. El uso de teclados, un track puramente ambiental como «Su Cànticu de Sos Montes» y cambios radicales de dirección como en «Lunas Antighas» le dan a la música un fuerte condimento casi épico que me gusta mucho en este tipo de música.

Nada de esto es algo que no se haya visto antes, pero tengo que admitir que es un estilo de black metal que me atrae y que no suelo ver mucho en la escena argentina, al menos por propia experiencia. Además, DoN tiene algunas cosas bastante llamativas, como el tema de las letras escritas en idioma sardo, algo que me recuerda a la banda siciliana Inchiuvatu o al proyecto vasco Sentimen Beltza, ambos grupos que escriben en su propio idioma y con los que DoN tienen algunas características en común a mi parecer.

Más allá de todo, lo de DoN me suena muy destacable y original dentro de la escena argentina, la cual tiene ciertas cosas en el debe en lo que a black metal se refiere. Por lo que tengo entendido, a fines de marzo DoN saca su primer LP, algo que espero mucho por lo mostrado en este muy buen EP.