Akitsa – 2006 – La Grande Infamie

A partir de la segunda ola de bandas, el black metal desarrolló un fuerte sentido de comunidad que llevó a los grupos a organizarse según países, regiones o incluso ciudades, dando lugar al Inner Circle noruego y las Légions Noires de la ciudad francesa de Brest, y a la rivalidad de la escena blackmetalera noruega con su contraparte finlandesa y con la escena del death metal sueco. A su vez, la música fría y atmosférica del black metal se convirtió en vehículo de ideologías de todo tipo, algunas de tinte extremo.

Akitsa pueden ser ejemplo de ambas cosas. Estos canadienses procedentes de la ciudad de Montréal, en la provincia mayoritariamente francófona de Québec, tienen una enorme afinidad con sus raíces culturales. Sus letras tratan acerca del nacionalismo quebequés, la misantropía y la naturaleza, aunque poco importen porque, más allá de que estén en francés, los gritos y berridos de Néant y OT, los únicos miembros oficiales de la banda, hacen que se entienda absolutamente nada.

Esto es black metal en su mínima expresión, con mucho sonido de acople, uno o dos riffs por canción, ritmos que nunca cambian, como en los 4 minutos de blastbeats de «Cultes Vertueur», y hasta con ciertos momentos poco black metal, como las punkosas «Silence» y «La Grande Infamie», y la acústica «Chthonos». Todas las canciones están grabadas con una calidad pobrísima, con ocasiones como «La Grande Infamie», donde apenas se escucha la batería, y otras como «Origine mythique», donde se escucha muy fuerte. Y si a eso le sumamos el track «Forêt disparue», que es como todo lo hecho en las canciones anteriores pero a un décimo de la velocidad y repetido durante 21 minutos, ya tenemos una receta segura para el desastre.

¿O no?

Es difícil saberlo. Uno se termina acostumbrando a todas las cosas extrañas del sonido de Akitsa como si fueran elementos inseparables de su sonido personal, como si los gritos y berridos fueran la única manera de poder cantar estas letras, y la música minimalista, distorsionada y mal grabada, al punto de volverse ruido, fue el único sonido digno de acompañarlas.

Vaya uno a saber qué diablos hicieron los chicos de Akitsa, pero de alguna manera lograron crear un disco que puede ser considerado una mierda ruidosa y vacía o una de las más grandes obras del black metal de los últimos años, una oda al caos, al ruido, la locura, el odio y todo lo negativo que te puedas imaginar. Amor u odio, nunca indiferencia, ¿no es esa la cosa más punk del mundo?