Mooncitadel – 2016 – «As Nightwing Embraced and the Shadows Caressed» [Demo]

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Mooncitadel parecen querer dar una primera impresión muy obvia con su trabajo editado en 2016, el largamente titulado «As Nightwing Embraced and the Shadows Caressed».

Blanco y negro, maquillaje a tono, noche y espada medieval, el proyecto de los músicos finlandeses Stormheit (voces, guitarra, bajo y teclados) y Forthcaller of Black Gnosis and the Ancient Hyperborean Spirit (batería) claramente transita por la senda del black metal, como se puede ver en la tapa de su primer demo. En realidad lo de «primer demo» es un decir, ya que el grupo existió entre 2007 y 2014 bajo el nombre de Empire of Tharaphita y editó dos demos y un split durante ese periodo.

Volviendo a las primeras impresiones que da la tapa, si a esas le sumamos las numerosas conexiones con la escena del black metal nazi (aunque no se expresen en las canciones de este proyecto), como la participación de Stormheit en el grupo finlandés Goatmoon y que el disco haya sido editado por un sello referente de la movida como lo es Darker Than Black, uno se esperaría que lo que encerraran las cuatro canciones de este demo fuera una avalancha de black metal crudo y despiadado, aquel que deja de lado cualquier sutileza y que parece tributar tanto al infierno más abrasador como al invierno más frío en cada nota.

Luego de escuchar los 19 minutos y monedas de este demo, uno se da cuenta de que esas primeras impresiones tienen algo de verdad, pero que detrás de la superficie hay algo que te toma de imprevisto. Lo de Mooncitadel va por el costado más melódico del black metal, con ritmos cambiantes y guitarras que, en su mayor parte, se alejan de los riffs simples de dos notas tan típicos del género. Hasta se pueden sentir ciertas pinceladas folclóricas en algunos pasajes, como en «When Thousand Winters Bury My Heart». Esto se complementa con algunos teclados que sirven de colchón y como una manera de generar atmósferas épicas, de paisajes infinitos cubiertos de nieve. La referencia más obvia podría ser Dissection, aunque con el costado blackmetalero más potenciado.

Sin embargo, hay un aspecto que tira abajo la efectividad que deberían tener las canciones. La forma de ser del black metal dicta que los discos deben sonar como grabados en un sótano, pero no creo que el sonido de baja fidelidad se complemente bien con la propuesta de Mooncitadel, o al menos no de la manera en que se utiliza en este caso. Los instrumentos suenan desbalanceados, con la batería y las voces turnándose para estar demasiado al frente, y con el resto de los instrumentos muy atrás y sonando un poco más altos del lado izquierdo del espectro sonoro. Esta es una banda que debería sonar clara y enorme para demostrar sus atmósferas y sus melodías épicas, pero termina sonando simplemente mal grabada. Un claro caso donde el sonido «ultra crudo» no agrega absolutamente nada a la propuesta.

Por suerte, hablamos del «primer» demo de la banda, y como tal no se supone que sea perfecto. Con apenas cuatro canciones, Mooncitadel demuestran un par de ideas más que originales, y que de desarrollarse mejor darían lugar a una propuesta más que interesante para todo aquel fanático tanto del black metal como de las buenas melodías. Eso es, siempre y cuando los límites del «verdadero black metal» no los limiten a cometer los mismos errores que el resto.

Lost Society – 2016 – Braindead

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Hacia el 2013, los finlandeses Lost Society sacaron su debut «Fast Loud Death», y consiguieron algo de publicidad gracias a la corta edad de sus miembros, con el ejemplo del cantante y guitarrista Samy Elbanna, de apenas 17 años, como el más notorio. Musicalmente la banda se metía de lleno en el sonido de la nueva ola del thrash metal, con todos sus trucos y clichés archiconocidos, y aunque la originalidad era algo totalmente ausente estos jóvenes lograban producir algunas buenas canciones para moshear y entretenernos mientras esperábamos el nuevo disco de Exodus, algo con lo que siguieron en su segundo álbum «Terror Hungry».

Después de dos discos rindiendo culto y alabanza a los chalecos de jean, los chupines, los cinturones de balas y todo lo que forma parte del thrash de los ochentas, no es sorpresa que un grupo tan joven decida experimentar con nuevos sonidos. Eso es lo que encontramos, en cierto modo, en «Braindead», el tercer disco de estos oriundos de la ciudad de Jyväskylä. Digo «en cierto modo» porque el disco se divide entre el estilo vieja escuela y otro más alejado de la velocidad inaudita de antaño. La primera muestra de experimentación aparece apenas comienza el álbum, con «I Am The Antidote», canción de inicio abrupto y que deja de lado la velocidad rompecuellos para adoptar un ritmo más marcado y pesado. Después de esa primera canción, las siguientes se debaten entre este nuevo sonido, como en «Riot» y el más tradicional y directo, como el de canciones como «Hangover Activator» y «Rage Me Up»

Sin embargo, el problema en «Braindead» es que casi todas las canciones, tanto de las experimentales como de las tradicionales, carecen del gancho característico que había hecho disfrutables sus trabajos anteriores. En muchos casos la composición se siente confusa, como si las canciones hubieran querido ir para un lado pero se hubieran quedado en un punto medio incómodo, y en otros casos sonando como sobras de discos anteriores.

Después de los ocho minutos de «Only (My) Death Is Certain», el disco cierra con las dos canciones más llamativas del álbum: la primera es «P•S•T•88», que llama la atención por ser un cover de Pantera de su etapa glam, y uno que no hubiera sonado fuera de lugar en los discos anteriores; y la segunda, y la que cierra «Braindead», es una entretenida reversión de «Terror Hungry», la canción que daba nombre a su disco anterior, retitulada «Terror Hungry (Californian Easy Listening Version)», en un estilo cercano al rock de los setentas, con teclados y todo. Dos elecciones sumamente extrañas, pero que terminan siendo de los momentos más disfrutables del álbum. Claro que que hay que señalar que el álbum tiene un grave problema cuando las mejores canciones son un cover y una nueva versión de una canción de un disco anterior.

«Braindead» es claramente un disco de transición, donde la banda tantea el terreno para ver si seguir por el camino de siempre o tomar un nuevo rumbo. Aunque lo más importante acá no es el estilo, sino que las canciones cumplan mínimamente el objetivo de entretener. Cuando se logre eso, será el momento de plantearse cambios a futuro.

Skepticism – 2015 – Ordeal

Bandas como Skepticism hacen que uno se replantee el verdadero significado del concepto de “banda chica”. Porque a pesar de que no sea un grupo que en un futuro cercano llegue a llenar estadios y que sus videos tengan cientos de millones de reproducciones en Youtube, estos finlandeses pueden considerarse gigantes dentro de ese nicho conocido como funeral doom metal, ese subsubsubgénero del que el grupo es uno de los mayores representantes desde que se formaran allá por 1991. Junto a los también finlandeses Thergothon, Skepticism llevaron la lentitud de los riffs del doom metal y las atmósferas oscuras y melancólicas a un nuevo extremo, no por nada el género tiene la palabra “funeral” en su nombre. Pero mientras Thergothon sólo llegaron a un único disco cuando el grupo ya estaba separado (“Streams From The Heavens”, de 1994), Skepticism lograron permanecer en el tiempo, lanzando clásicos del género como “Stormcrowfleet” (1995) y “Lead and Leather” (1998).

En su momento, los álbumes en vivo y las grabaciones de conciertos eran algo verdaderamente importante en la historia de una banda, ya que le daban la posibilidad a mucha gente que nunca hubiera tenido la posibilidad de ir a un recital de ver cómo era su grupo favorito arriba del escenario, en una época en la que las giras no eran tan extensas, la transmisión en directo de recitales era para pocos y la Internet sólo era un sueño. Pero en estos días, con el advenimiento de la “red de redes” y las descargas masivas, grabar álbumes ya no está ni cerca de ser tan lucrativo como antes, y muchos grupos más o menos importantes prefieren dejar pasar más tiempo entre disco y disco con tal de enfocarse en las actuaciones en vivo y las giras a través de los cinco continentes, que permiten obtener ganancias de manera más directa y segura, y editar grabaciones en vivo, para matar dos pájaros de un tiro. Eventualmente, la práctica indiscriminada de este recurso entre grupos muy grandes (cof cof Iron Maiden cof cof) ha rebajado el valor del disco en vivo en la mente de muchos. Sin embargo, de vez en cuando el anuncio de la edición de un álbum en vivo puede llegar a despertar ciertas expectativas, en especial entre fans de bandas más chicas, o si hay un elemento verdaderamente interesante. Este es el caso de Skepticism.

A siete años de su último incursión de estudio, Skepticism traen un nuevo trabajo, el flamante disco en vivo “Ordeal”. Grabado durante un recital que la banda dio el 24 de enero de 2015 en la ciudad finlandesa de Turku, “Ordeal” es el primer disco en vivo de la banda, y el trabajo donde el grupo presentó al guitarrista Timo Sitomaniemi, el primer cambio de formación en 20 años. Pero lo que de verdad llama la atención acerca de este disco, y lo que lo hace destacarse por sobre la marea de material en vivo que tenemos cada año, es que casi todas las canciones son material inédito. Exacto, exceptuando “Pouring” (extraída de “Stormcrowfleet”) y “The March and The Stream” (incluida originalmente en el EP de 1997 “Ethere” y regrabada para su inclusión en “Lead and Leather”), las otras seis canciones son totalmente nuevas, además de que todas estas están al principio del recital, todas seguidas. Es todo un desafío plantearse estrenar canciones en un disco en vivo, porque uno tiene que estar seguro de que el material sea lo suficientemente bueno para que le agrade a su público, y además… bueno, vamos a ponerlo simple: el funeral doom metal no es un género que uno de verdad piense que se preste para las presentaciones en vivo. Es un género de canciones muy largas, muy lentas, muy deprimentes y sin ninguna instancia que invite al pogo ni nada que se le parezca.

Todos estos factores en contra definitivamente hacen que el resultado de “Ordeal” sea todavía más positivo. Hablamos de un disco que espero que esté en varias listas de “lo mejor del año”, porque es toda una muestra de poder en vivo. Skepticism logran trasladar la atmósfera lúgubre y opaca de sus canciones a la presentación en vivo y la replican de manera perfecta, ayudados por un sonido espectacular que hace que no te sientas como si estuvieras entre el público mirando a la banda, sino en medio del grupo cuando están tocando estas marchas funerarias. Es más, “Ordeal” bien podría considerarse un disco de estudio si no fuera por alguna que otra instancia donde puede escucharse al público.

Todos los músicos tienen grandes actuaciones. Los guitarristas Jani Kekarainen y Timo Sitomaiemi desgranan estos riffs lentísimos mientras el baterista Lasse Pelkonen y el tecladista Eero Pöyri, este último ya sea acompañando a las guitarras o creando atmósferas de teclados, nos hacen olvidar completamente de la falta de bajo. Y el vocalista Matti Tilaeus suena como un demonio, o un muerto que acaba de salir de su tumba, y es tal cual tiene que sonar.

Las canciones nuevas son material típico de Skepticism, nada super original pero una gran adición a su catálogo. Aunque todas son super recomendables si te gusta el estilo, “March Incomplete” trae uno de los mejores momentos del álbum, con un gran solo de guitarra que comienza poco antes de llegar a la marca de 5 minutos y 30 segundos.

Como se habrán dado cuenta, mi opinión sobre este disco es súper positiva, pero no es para menos: si un disco que extiende 8 canciones a lo largo de casi 78 minutos logra mantener mi atención durante toda su duración, es que de verdad hay algo en él que es digno de explorar.

Archgoat – 2015 – The Apocalyptic Triumphator


Perdonen por la falta de entradas: entre los trabajos de clase, la búsqueda de trabajo y la organización del programa de radio, a veces no tengo tiempo para escuchar todo lo que quisiera. Pero a partir de ahora decidí tomar la decisión de dejar para el blog a las bandas con las que se me haría complicado presentar sus discos, ya sea porque el sonido del disco sea demasiado lo-fi, la longitud de los temas y demás. Es algo para poder enfocar el blog. Sin nada más que decir, pasemos al disco de hoy.

Archgoat son leyendas dentro del ambiente del «war metal» o «bestial black metal», la combinación desenfrenada de black, death y thrash alemán que tiene a los canadienses Blasphemy y a los finlandeses Impaled Nazarene como principales pioneros. Aunque durante su primera época, de 1989 a 1993, Archgoat sólo llegaron a editar dos demos («Jesus Spawn» de 1991, y «Penis Perversor» de 1993) y el EP «Angelcunt (Tales of Desecration)» de 1993, eso les alcanzó para agregarlos sin problemas a la lista de pioneros del género. Por suerte en 2004, y luego de 11 años de espera, estos finlandeses regresaron a la actividad y editaron el bien recibido «Whore Of Bethlehem» en 2006. Luego de eso, editaron «The Light-Devouring Darkness» en 2009, y después editaron gran cantidad de splits y un EP.

«The Apocalyptic Triumphator», nuevo disco de los finlandeses luego de una espera de seis años, es exactamente lo que puede esperarse de una banda que saca un disco con canciones con títulos tales como «Portal Sadomágico» y «Profanador Fálico de las Puertas Sagradas»: pura blasfemia, riffs de simplicidad punk y espíritu black, y voces super guturales. No esperen nada nuevo de Archgoat: su sonido es este, tomalo o dejalo. Aunque hay que aclarar que, a diferencia de otras bandas del estilo, Archgoat suelen meter riffs más lentos y gancheros entre la tormenta de blastbeats, además de que el disco suena más limpio que el 90 % de los discos del género. ¿Esto los hace más accesibles? Puede ser, aunque lo más seguro es que alguien que no esté acostumbrado a este tipo de sonidos los vea como la representación sonora de una patada en los huevos.

Puede criticárseles la falta de variaciones en su sonido, pero hay que darles crédito por haber estado mucho antes que la mayor parte de las bandas del género. Aunque a esta altura no agreguen nada verdaderamente nuevo al canon del estilo, Archgoat tienen el suficiente talento para hacer que «The Apocalyptic Triumphator» entretenga a lo largo de 41 minutos. Puede parecer poco para algunos, pero a veces sólo basta con eso.