Kvelertak – 2016 – Nattesferd

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Cuando en 2010 Kvelertak editaron su disco debut autotitulado, muchos se vieron descolocados al momento de tratar de categorizar a estos noruegos oriundos de la ciudad portuaria de Stavanger. Aunque no fueran al que se etiquetó como «black ‘n’ roll», sí fueron, por lejos, los que llevaron ese estilo a su extremo más literal: como Mayhem mezclado con Turbonegro, o Darkthrone fusionado con The Stooges y AC/DC. De la mano de auténticos hits como “Ulvetid”, «Blodtørst» y «Mjød», estos dos últimos con excelentes videos, este sexteto de tres guitarras al frente y letras sobre mitología nórdica en su idioma nativo estaba destinado a ser parte de las grandes ligas tarde o temprano.

Con un debut tan bien recibido, incluso por gente ajena al estilo, Kvelertak entraron en el momento más jodido para una banda que la pega de una: cumplir con las expectativas. No por nada existe la frase «uno tiene años para componer su disco debut, y seis meses para componer el segundo». Y aunque en esta época lo de «seis meses» pueda llegar a parecer una exageración, puede decirse que la presión llegó a hacer mella en el grupo. Y es así que en “Meir”, el disco que la banda editó en 2013, se notó esa intención de querer expandir los límites del sonido del grupo con canciones más largas y un sonido que se alejaba un poco de la crudeza directa del debut. Pero aunque estuvo totalmente alejado de ser un mal álbum, con canciones tremendas como “Månelyst” y “Nekrokosmos” entre otras, “Meir” pudo sentirse como un tanto desbalanceado en su intento de introducir nuevos elementos al sonido del grupo.

Tres años después llega “Nattesferd”, el tercer álbum de la banda, y uno que trae nuevos cambios a Kvelertak. Luego de dos álbumes producidos por Kurt Ballou, guitarrista de Converge, en los GodCity Studios de Massachusetts, “Nattesferd” es el primero producido por la propia banda en su país natal, además de ser el primero sin una portada ilustrada por el líder de Baroness John Baizley, uno de los artistas más solicitados y de estilo más identificables de los últimos años (al punto tal de que sus trabajos están empezando a parecerse demasiado entre sí), trabajo del que ahora se encargó Arik Proper (que antes se encargó de la portada de “Dopesmoker” de Electric Wizard). Pero no es sólo en esos detalles donde el nuevo álbum de Kvelertak se muestra diferente, porque acá puede sentirse un intento de la banda de continuar lo intentado en “Meir” en esto de expandir su sonido: tenemos los acordes “espaciales” de “Ondskapens Galakse”, la sabbathera “Nekrodamus” y los 9 minutos de “Heksebrann”, mezclados con canciones más típicas como “Dendrofil For Yggdrasil” (con sus blastbeats y riffs puramente blackmetaleros, aunque esto último está menos presente a lo largo del disco), el hard rock puro de “Svartmesse” y “1985”, y el punk reventado de “Bronsegud”. Uno podría decir que “Nattesferd” es una versión mejorada de “Meir”, pero se lo puede ver como más que eso: es la culminación de Kvelertak como banda, donde las canciones no sólo son mejores, sino que los elementos están mejor balanceados y todo suena más armónico.

Menos pesados pero tan rockeros como siempre, estos noruegos siguen teniendo un sonido verdaderamente único y reconocible, incluso cuando sus influencias son siempre perfectamente visibles. A poco de cumplir diez años desde su fundación, Kvelertak es un punto de esperanza en el rock actual.