Varios Artistas – 2012 – Hotline Miami: Official Soundtrack

Este disco cae en varias categorías de trabajos y estilos a los que no les suelo prestar atención, por razones variadas:

– Es un soundtrack: el problema al reseñar bandas de sonido o «soundtracks» se da al momento de decidir si hay que analizar las composiciones en relación al uso que se le da en la narrativa o si se las puede analizar como algo individual y que se sostiene por si mismo;
– No sólo es un soundtrack, sino que es un compilado de varios artistas: los soundtracks de este tipo, en especial en películas modernas, suelen ser más «rejunte de éxitos recontra quemados, rellenos y sobras de grabaciones» que otra cosa. Además, no es extraño que veas la película, escuches el soundtrack y tengas muchos problemas recordando en qué momento sonó esa canción;
– No sólo es un soundtrack compuesto por canciones de varios artistas, sino que también es el soundtrack de un videojuego: aunque últimamente los soundtracks de videojuegos suelen tener más esfuerzo que los de las películas, se agrega el problema que si estás jugando el videojuego no tengas mucho tiempo para apreciar la música mientras cagás a tiros a alguien;
– No sólo es un sountrack compuesto por canciones de varios artistas que aparecen en un videojuego, sino que es casi totalmente música electrónica: aunque nunca llegué a un extremo Pappo de desagrado con la música electrónica, casi siempre siento que a tanto punchi punchi y ruiditos les falta el sentimiento humano, eso que nos permite conectarnos con los sonidos y los ritmos como algo que otra persona hizo. Que muchos de los artistas de música electrónica más populares del momento causen que se me vengan a la mente imágenes de boliches llenos de la gente más careta y desagradable del mundo tampoco ayuda.

Pero resulta que este disco, el soundtrack del súper éxito indie Hotline Miami, es una de excepción a cada una de las visiones que tengo de los conceptos antes mencionados: es un soundtrack que funciona dentro y fuera de la narrativa del trabajo narrativo, es un compilado de varios artistas que funciona como una perfecta unidad; es el soundtrack de un videojuego que verdad se nota dentro del mismo y cambia tu perspectiva del mismo, convenciéndote que el juego no sería lo mismo sin ellas; y si es un disco de música electrónica, es uno de los mejores discos de música electrónica que haya escuchado.

Hablemos un poco del juego para ponernos en contexto: Hotline Miami es un juego del 2012 que se convirtió en uno de los juegos independientes más exitosos de los últimos años, con una personalidad avasallante creada a partir de la conjunción de sus gráficos pixelados, sus colores increíblemente vivos, su estética ochentosa, su extrema violencia, su elevada dificultad y su narrativa, una de las más retorcidas y crípticas que se hayan visto. En semejante contexto, el soundtrack juega un papel fundamental, gracias a la mezcla de los típicos ritmos «punchi punchi» con elementos house, funk, psicodélicos y, en algunos casos, de tinte bastante oscuro. Estas canciones no están ahí simplemente como excusa para sacar un compilado y ganar algún mango.

¿Ejemplos? «Horse Steppin'», de Sun Araw, es un calido paseo psicodélico por la playa de más de 10 minutos; «Hydrogen» y «Paris», de M|O|O|N, son dueñas de algunas de las mejores líneas de bajo que vayas a escuchar en tu vida; «Hotline», de Jasper Byrne, suena a una cálida noche en Miami en la que estás de humor para cagar a tiros a alguien desde el auto; y, en la canción más orientada al rock, y la más directamente aterradora no sólo por la situación en la que aparece sino también por la canción en si, «Silver Lights» de Coconuts suena como si Sunn O))) quisieran agregarle un toque más melódico «shoegazero» a su música. Estas son sólo algunas elecciones, porque hablamos de un soundtrack de 22 canciones y más de 90 minutos, pero que de verdad vale la pena para derribar algunos prejuicios y, de paso, meterse en una experiencia en verdad única.

 

Sigh – 2012 – In Somniphobia

Cuando uno tiene que hablar acerca de un álbum musical, mencionar una, dos o hasta tres etiquetas puede ser útil. Algo tan simple como decir «power metal», «black metal», «speed metal» y demás puede ahorrar mucho tiempo tratando de explicar qué se va a encontrar uno al momento de apretar «play».

El problema se presenta cuando uno se encuentra con una banda como Sigh. Aunque sus comienzos como una banda de black metal tradicional no plantean un desafío tan grande, la verdadera batalla se da cuando uno tiene que describir la cosa rara en la que se convirtieron después.

Algunos lo llaman «avant-garde black metal», y sería un buen comienzo excepto por el detalle de que Sigh se alejaron del black metal hace un tiempo largo. Tal vez la voz de Mirai Kawashima, raspada y gritada, sea lo más cercano a esos comienzos dentro del metal negro pero, yendo a la música en sí, todo está tan alejado de eso como Buenos Aires está alejado de Tokio.

Sería una pérdida de tiempo ponerse a explicar todos los elementos contenidos en el disco, porque no hay manera certera de describirlo todo. Acá hay metal, generalmente de corte progresivo y el mínimo suficiente como para que aparezca acá, pero hay mucho más de jazz, rock progresivo, folk, rock psicodélico, música orquestal, experimentación de todo tipo, tempos raros, música de circo, música árabe, etcétera. Muchos de los momentos de mayor locura compositiva se encuentran en la suite «Lucid Nightmare», donde la influencia jazzera y psicodélica llega a su máximo nivel con el saxo de Dr. Mikannibal. Y lo más importante, es que el disco no es un simple pastiche de géneros, pegados uno delante o encima del otro sin ninguna coherencia, sino que todo fluye de la manera más natural posible. En pocas palabras, Sigh son honestos en lo que hacen.

No es uno de esos discos que se pueda analizar canción por canción, sino que es una de esas experiencias que hay que experimentar como un todo, y que a cada escucha presenta nuevas capas y nuevos secretos escondidos. Las etiquetas no alcanzan, porque Sigh ya es un género en sí.

Bruthal Ceremony – 2012 – EP

Bruthal Ceremony es un trío formado en 2011, originario de Comodoro Rivadavia y compuesto por Nicolás Soto en bajo y voces, Sebastián Soto en guitarra y Darío Aveiro en batería.

En un género plagado de propuestas genéricas, la banda aporta varias buenas ideas que le agregan variedad a un brutal death metal que de otra manera sería bastante de manual. Canciones como “Brutal Cop Sodomization” y “Blood Splattered Carcass” tienen varios momentos de medios tiempos que dan un respiro entre los blastbeats.

A la voz de Nicolás Soto a veces le falta fuerza, pero su habilidad con el bajo es indiscutible, algo que se puede apreciar gracias a la producción. Que se pueda apreciar el bajo en un disco de brutal death metal es casi un milagro en estos días.

“Blood Splattered Carcass”, “Throatfuck (right through fetus in fetus)” y “Morbid Priest” son canciones que se destacan en este un EP corto, de 6 canciones y 16 minutos, algo que juega a favor, porque en un estilo como este moderarse con la duración es fundamental.

Hay algunos puntos a mejorar, como el tema de la voz y algo más de variedad, pero este es un firme primer paso para esta joven banda. Se nota que son buenos instrumentistas, que las ideas están, y con un poco de experiencia podrán solucionar sus fallas y ser una propuesta a seguir por los fans del género.

(Nota: este reproductor de Bandcamp no tiene este EP, sino el álbum debut «Atrocius Hope Culminant In The Abyss», que contiene varias canciones de este EP)

Black Vul Destruktor – 2012 – Bestial Obscure Metal Kaos EP

Black Vul Destruktor son argentinos y vienen de Neuquén. En la actualidad, forman con Vultur Son of Horus en voces y bajo, Xass Evil Slaughter en guitarra y Hate Obsessed en batería. La banda se formó en 2008 y cuentan con un demo, un EP, dos splits y dos compilados.

BVD pertenece a un pequeño círculo de bandas de black y death metal de la región patagónica, entre las que están Nekromantik Rites, Nefario, Helcaraxe (que llegaron a telonear a los polacos de Behemoth cuando tocaron en Cemento en 2004) y Mariana Nannis, entre otras.

“Bestial Oscure Metal Kaos” es el primer EP de la banda, editado en el año 2012 y sucesor del demo “Volition+Invocation+Destruction”, aparecido 4 años antes. En este EP de 4 canciones y 22 minutos despliegan un black/death metal de muy buena calidad. Las voces suenan profundas y desgarradas como debe ser y la batería suena como una ametralladora al momento de los blastbeats. Los riffs varían entre los de pura cepa death metal, graves y arrastrados, y los riffs fríos del black metal. ¿Innovaciones? Mentiría si dijera que hay algo innovador en este disco, pero a veces sólo basta con hacer bien las cosas, y la banda lo hace muy bien.

Las tres primeras canciones fueron grabadas especialmente para este EP, y destaca mucho el sonido: lejos de sonar como si hubieran sido grabadas en un baño con un micrófono barato (como se ve casi siempre en el black metal), la banda logró un sonido pulido pero al mismo tiempo crudo, donde todos los instrumentos se escuchan claros pero todavía sonando como si estuvieran tocando en una caverna. La última canción del disco, “Vul’s Temple Of Invocation”, fue sacada del primer demo de la banda, y ahí se nota el salto de calidad tanto de grabación como de instrumentistas de los músicos, porque la banda ahora suena mucho más sólida comparada con el demo.

Un muy buen disco para los amantes del black metal y el death metal más oscuro.